miércoles, 5 de junio de 2013

Discurso de posesión presidencial de Rafael Correa

“Los argentinos, muy orgullosos, querido Monseñor, dicen “el Papa es argentino”; Dilmadijo: “Bueno, el Papa será argentino, pero Dios es brasileño…”… Nosotros no tenemos nada contra aquello, de seguro el Papa es argentino, probablemente Dios es brasileño, pero con toda certeza… ¡el paraíso esecuatoriano!”

Volcán Cotopaxi, Ecuador.           

De acuerdo al Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, el último reporte, 2012, en el período 2007-2012, coincidente con nuestro gobierno, entre 186 países Ecuador es uno de los cuatro que más escaló posiciones en la clasificación mundial de desarrollo humano, sólo superado por Tanzania, que escaló 15 posiciones; Bielorrusia, que escaló 12 posiciones, y luego Ecuador y Hong Kong, que escalaron 10 posiciones. Así nuestro país ha pasado del grupo de desarrollo humano medio a desarrollo humano alto. Eso hay que verlo con cierto criticismo, no hay índices perfectos, yo no creo que estamos en el nivel de desarrollo humano alto, eso nos da el indicador de las Naciones Unidas, pero lo que es indudable es que el país avanza hacia el futuro, hacia el Buen Vivir, hacia la Patria con la que soñamos.
En cuanto a logros económicos, Ecuador es una de las economías más dinámicas de América Latina. Durante nuestro Gobierno creció en promedio 4.3%, mientras que la región lo hizo en un 3.5%, todo esto pese a la crisis de 2009 y sin tener moneda nacional, lo cual los países europeos en recesión saben bien lo que significa.

Ecuador también es el país que más baja tasa de desempleo tiene, con 4.1%, destrozando la economía ortodoxa, que nos decía: a menor salario, menor estabilidad, menores obligaciones patronales (léase mayor explotación laboral), más empleo. Hemos hecho exactamente lo contrario, eliminar esa explotación laboral legalizada que se llamaba tercerización, ¡Prohibido Olvidar!; elevar el salario nominal y con ello el salario real al más alto nivel de la historia; por primera vez el ingreso familiar de un hogar típico ecuatoriano permite cubrir la canasta básica de consumo; hemos incrementado en un millón de trabajadores la afiliación a la seguridad social, derecho irrenunciable; y no obstante todo lo anterior, se han generado centenas de miles de puestos de trabajo.
Es una lección aprendida para gobierno, empresarios,  trabajadores: permitiendo vivir mejor a los demás, todos vivimos mejor.

De acuerdo a la Comisión Económica Para América Latina (la famosa CEPAL), somos de los tres países que más reduce pobreza, el mayor atentado contra los derechos, las libertades humanas y la dignidad de las personas, la pobreza. En el periodo 2006 –2012 en nuestro gobierno hemos conseguido que más de un millón de ecuatorianos dejen de ser  pobres. La pobreza por ingresos ha caído de 37.6 a 27.3%, y la pobreza extrema, la indigencia, la miseria, de 16.9 a 11.2% de la población. Por supuesto, que haya un solo pobre en nuestra América ya es demasiado.
Vencer la pobreza debe ser el imperativo moral del planeta, más aún cuando ésta, por primera vez en la historia de la humanidad, ya no es fruto de escasez, de ausencia de recursos sino que es fruto de sistemas perversos.

En América Latina las aberrantes distancias sociales y económicas mucho se asemejan al yugo de la esclavitud del siglo XIX, pues estas enormes diferencias en la concentración del ingreso, el patrimonio y el consumo, impiden a una muy importante parte de nuestra población una vida digna. Por ello, como nación,  estamos  orgullosos  de  ser, nuevamente de acuerdo  a la CEPAL de las Naciones Unidas, estamos orgullosos de ser el país que más reduce desigualdad en nuestra América, al haber disminuido en 8 puntos la concentración del ingreso en Ecuador de acuerdo al coeficiente de Ginni, el principal indicador del ingreso, decrecimiento 4 veces superior al promedio de Latinoamérica que, la buena noticia es que finalmente se ve bajar la desigualdad, para algún día dejar de ostentar el vergonzoso título de la región más inequitativa del planeta.

Y tenemos logros sociales que nos llenan de orgullo, como el de ser el país de América Latina que mayor cantidad de pobres tiene matriculados, inscritos en la universidad – gracias a que la nueva Constitución estableció la gratuidad absoluta de la educación superior y a programas de becas de manutención-, o también nos llena de orgullo, sano orgullo, el estar  a  la  vanguardia  a  nivel  regional  y mundial en políticas de inclusión de personas con discapacidades, entre las cuales hemos logrado ya prácticamente el pleno empleo (antes eran una carga para su familia, ahora muchas de ellas son el sostén de su familia), con    cerca    de    40.000    personas    con discapacidad integradas laboralmente, y 6.000 familias  con  viviendas  adecuada  para familiares  con  discapacidad. 
A pesar de tener la mayor inversión pública de nuestra historia reciente (al menos desde que existen datos) y de toda América Latina -en el año 2013, alcanzaremos casi el 15% del Producto Interno Bruto en inversión pública-, el saldo de la deuda externa ecuatoriana es de apenas el 12,6% del PIB, de los más bajos del continente y de la historia del país.
Esto lo hemos logrado con la optimización en la acumulación y uso del ahorro nacional, básicamente a través de terminar con esa novelería, esa trampa para, independientemente de quién llegue al poder, continuar con lo mismo de siempre, que era la autonomía del Banco Central, el cual sacaba nuestras  reservas  que  era  ahorro  público fuera del país, (…) gracias también a la renegociación de los contratos   petroleros,   que   al   pasar   de contratos de participación, donde nos daban prácticamente una propina del petróleo que se nos llevaban, los convertimos en contratos de prestación   de   servicios,   lo   cual   permitió revertir la proporción de ingresos que quedaban para el país: si antes, de cada 100 barriles  de  nuestro  petróleo  las transnacionales se quedaba con 80, ahora es exactamente lo contrario; esa impresionante inversión  pública  sin  incremento  del coeficiente de deuda, se debe también a que hemos más que duplicación en el ingreso, la recaudación tributaria, no por incremento de impuestos  (…)ya  no  se  tolera  la  evasión, saben los evasores que con nosotros no se juega,  que  tienen  que  cumplir  sus obligaciones tributarias; y también esa importante, ingente cantidad de recursos liberados para inversión pública, viene de uno de los mejores sistemas de compras públicas de nuestra América, lo 
cual ha permitido importantes ahorros por incremento de eficiencia y transparencia.


Fuente: Elaborado a partir del Discurso Presidencial del presidente de Ecuador Rafael Correa (Quito 24 de mayo de 2013)

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